Abrí la puerta
Una vez que la hipoteca de la casa de mis padres fue vendida, mi madre recuerda cuando el alguacil vino a tocar en la puerta para entregarle la notificación judicial. El sonido de golpes en la puerta. Mi corazón latía más rápido. Abrí la puerta y dijo: sabes que no pagaste, tenías que pagar, no sé cinco días el… el alquiler. Y pues no lo hiciste. Me mandaron… Así que le dije: sí, lo sabía. Me dijo pues, yo vi (él vio que) no me siento muy cómodo, tú sabes… le dije: sí, lo sabía. Así que, pues, me envió el… el que compró este lugar, así que estoy haciendo lo que me pidieron.
Y entonces dijiste tú….
Vale, gracias. Eso es todo, sí. El vio que estoy…molesta, no muy contenta sobre la situación. Así que, él no dijo mucho. Sabes, estoy haciendo lo que me dijeron y el que compró el lugar me mandó a hacerlo y eso es todo. (Y le dije OK, y ya. Eso es todo. Se fue y ya.) Y entonces se fue, sí.
De ahí dije yo, sí, ay Dios mío, por qué, por qué, por qué…acabo de escuchar el…en mi cabeza andaba en otro mundo, y enseguida fui a abrir la puerta. (Porque muchas veces…) ¡Uy! muchas veces escuché un golpe en la puerta y no siempre me levantaba a abrirla, pero esta vez estaba tan metida en mi cabeza que lo hice, pues fui y abrí la puerta. Y dije ay Dios mío, ¿por qué abrí la puerta? Te dije…y pues me dijiste, eh, no, está bien. Pero es muy desagradable saber algo así, y que (y eso es todo). Mi esposo estaba en la UCI y pues sí, sabes que fue después de una cirugía mayor y pues… así que tenía la cabeza en otro lado y sabes que sin pensarlo fui a abrir la puerta y eso es lo que había así que… así que…
Nosotros estuvimos ahí como treinta años o por ahí. (Creo que fue algo así). Sí, como que durante treinta años pagamos la hipoteca ahí y pues sí, nos fuimos.